domingo, 13 de diciembre de 2015

ESCUCHAR – LA ATENCION Y LA MIRADA. Prof.: Cynthia Stecher


 Soy docente de Educación Física en el nivel inicial desde 1984, y además de años de servicio, acumule mucha experiencia. Actualmente estoy trabajando en un jardín de escuela publica  en la zona de Flores (CABA), en los últimos años comencé a  percibir una dificultad en los grupos de niños  para escuchar y prestar atención que se va agravando rápidamente año a año, y que también involucra a las familias.

El murmullo es constante, no se detiene ni cuando se saluda a la bandera. Maestras levantando la voz, tratando de brindar alguna información (muchas veces muy importante para las familias), esforzándose para comunicar algo, que no son “escuchadas”.

Niños a los que les hablamos y no nos miran, se pasan cuchicheando con algún compañero, o simplemente no prestan atención.

A medida que pasa el tiempo fui simplificando las consignas que les doy a los niños para realizar las actividades, porque les cuesta tanto escucharlas, que si son mas largas o complejas, cuando comienzan a jugar no saben que deben hacer.

Por supuesto hay grupos que responden mejor que otros, pero hasta en los mejores se da este fenómeno.

Se me ocurren como posible explicación para  estas conductas  los cambios en la comunicación, los flashes en los medios audiovisuales, el uso de nuevas tecnologías, las conversaciones se cambiaron por chats, wasaps y mensajitos de texto, en el mejor de los casos, cuando no se “ dice todo” con un emoticón.

En muchos casos los adultos no prestan la debida atención a los niños cuando estos los demandan o les hablan, ya sea por estar ocupados, faltos de tiempo, mirando el celular, inmersos en su problemática.  Los niños por ende reaccionan igual cuando la situación es a la inversa, porque copian o aprenden ese modelo de comunicación.

Si al llamarlos por su nombre no responden ni hacen contacto visual, ¿Cómo le aviso a un niño que se acerca a un sitio peligroso?, ¿o que con su actitud puede lastimar o lastimarse?

Si no recepciona mi palabra, ¿le mando un wasap?

No intento desvalorizar los grandes avances que produjeron las nuevas tecnologías, ni estimo que todo pasado fue mejor.

Pero  ¿me resigno frente a los cambios que se están produciendo?, ¿me adapto y cambio?, ¿los acepto pasivamente o me propongo algunas modificaciones?

Siempre valorice el proceso de aprendizaje, incluso mas que el contenido o el logro. Muchas veces contenidos que aprendimos los olvidamos, pero la manera en que lo aprendimos la incorporamos, nos acompaña durante mucho tiempo, y construimos otros aprendizajes sobre ella.

Me pregunto, ¿se puede aprender sin escuchar?

La respuesta es afirmativa, hay muchas maneras de lograrlo, explorando, de forma autónoma, copiando, etc., y probablemente vayan surgiendo nuevas.

No obstante, el empobrecimiento en el intercambio de palabras, en la atención, en el registro del otro , en la mirada, me sigue haciendo ruido y me genera la necesidad de armar una estrategia para recuperar un poco esa manera de comunicarnos y aprender.

Los maestros en actividad fueron formados para trabajar con niños que escuchan, y continua esa tendencia en los profesorados.

Decidí comenzar por el jardín  donde trabajo, hable con la directora sobre la posibilidad de armar un proyecto para mejorar la escucha y la atención, que involucre a toda la escuela y en el cual participemos todos los docentes.

No logramos lo que no nos proponemos. Si cada uno aporta su granito de arena, tratando de producir pequeños cambios, tenemos esperanza. Si nos interesa, si seguimos pensando que la escucha y la atención son importantes para el aprendizaje, exprimamos nuestros cerebros y busquemos la manera de transmitirlo.
Prof.: Cynthia Stecher